martes, 20 de septiembre de 2016

Día 14: Monte Fuji


Nos ponemos en marcha temprano. Tenemos que coger varios trenes para llegar a nuestro destino. Un hotel a la orilla de uno de los lagos cerca del Monte Fuji. Hace mal tiempo, muy nublado y lluvioso.

Hay muchisima gente en la estación, es raro no tener prisa, vamos a otro ritmo e intentamos no entorpecer a los que van corriendo. Después de poco mas de una hora ya vemos el Japón más rural, campos con cultivos, casas bajitas, cementerios pequeños y templos.

Sabemos que va a llover, pero tenemos la esperanza de que mañana pueda despejarse el tiempo, de momento hoy no vamos a ver el Monte Fuji porque las nubes están muy bajas.




Llegamos a Kawaguchiko, con lago del mismo nombre. Antes de coger el transporte del hotel, comemos en un restaurante local, sin saber que es el más famoso. Estamos positivos y de los más integrados. La primera vez que nos preguntaron: Tatami o mesa, ni nos lo planteamos, mesa. Pero hoy no, hoy tatami y plato local: sopa de noodles  y sashimi de carne de caballo. Menos mal que hemos pedido sólo una sopa, porque trae un perolo enorme directamente del fuego. Fuera llueve y hace fresco, la verdad que apetece. (Para Lucas llevo plan B cocinado en casa, pero si que prueba la sopa) 


Que sopa más rica, me recuerda a las sopas de mi abuela, caldo concentrado, con verduras. Mi abuela le echaba arroz, esto tiene unos noodles mas gorditos, caseros, y el conjunto es delicioso. La carne de caballo, un riesgo, ha merecido la pena. Es un manjar, a Ed le ha encantado.

Vamos al hotel, se llama algo así como "Las vistas del Monte Fuji", vistas al monte no tenemos, pero está a orillas de un lago, rodeado de jardines, y el entorno es precioso. Llueve mucho, asi que hacemos plan tranquilo, y reservamos para cenar en el hotel, no estamos muy convencidos, pero no nos queda más remedio, el hotel está a las afueras, y hay que caminar un buen rato, con esta lluvia no es una opción.

Cenamos sorprendentemente bien, probamos el Sake, el menú infantil es enorme y el camarero que parece que tiene 18 años no habla mucho inglés, pero nos atiende de maravilla y con una gran sonrisa, nos entendemos muy bien con él.




Por la noche nos turnamos para ir a las termas, Lucas ya está dormido, y de todas formas él no puede entrar. Son ya las 22:00 cuando entro, ya no me tengo tanto pudor, sólo hay señoras mayores japonesas, que me sonrién, y se salen cuando me ven llegar, estoy sola en las termas de fuera, rodeada de un pequeño jardín, es el paraíso.



No se puede hacer fotos, esta de arriba es de la web.

Justo a tiempo, cuando me voy, entra mucha más gente.
Me despido por hoy, la habitación es pequeña, pero las camas enormes.

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