jueves, 15 de septiembre de 2016

Día 9: Hiroshima

Hemos pasado el día en Hiroshima. Hemos tardado 30 minutos en autobús del hotel al centro, así que nos da tiempo a conocer parte de la ciudad. Todos los edificios son modernos, la mayoría de las casas tienen terraza, y en casi todas hay ropa tendida. Es curioso en las cosas que me fijo, casi todo el mundo tiende de la misma manera, en perchas.

Hay mucho más tráfico que en Kyoto y por primera vez vemos una ciudad con tranvía, la mayoría muy antiguos. Vemos además mucha gente en bicicleta. Al Igual que en Kyoto, la ciudad está rodeada de montañas que están cubiertas de verde, los bosques son muy frondosos en Japón. Algo que no había mencionado todavía: los conductores de los taxis abren las puertas de atrás con un mecanismo automático.

Con el Japan Rail Pass tenemos acceso gratuito a dos líneas de autobuses que recorren la ciudad. Nuestra primera parada ha sido el Peace Memorial Park, y lo primero que hemos visto ha sido el Atomic Bomb Dome. Es el símbolo de Paz de Hiroshima, el único edificio que ya existía antes de que la ciudad quedara destruida por la bomba Atómica que lanzó el ejército Americano el 6 de Agosto de 1945.



Es inevitable sentir una conexión con esta ciudad por el hecho de vivir en Rotterdam. Ambas ciudades quedaron arrasadas por la guerra, ciudades portuarias, tuvieron que ser reconstruidas completamente.

Nos ha sorprendido la cantidad de grupos de niños que hay por todas partes, pero sobretodo en Hiroshima, visitando los monumentos y el museo para recordar la bomba atómica. Al final del parque está el museo, decidimos entrar con Luk, pero algunas salas las hemos pasado deprisa, o por turnos sin él, porque no nos parecían adecuadas para un niño de 2 años, sobretodo en las que había fotos de los heridos. Los japoneses no son de la misma opinión, y todas las salas del museo estaban llenas de niños, que seguían una fila sin perder detalle. Hemos llegado a la conclusión que esta visita es casi obligada para los escolares. Es una forma de enseñar a las nuevas generaciones las horribles consecuencias de una bomba atómica, y poder evitar que se pueda repetir en el futuro.

En el parque hemos encontrado un superviviente que se dedica a dar su versión y a contar la historia de su familia. Es tan interesante su punto de vista, que copio el link de su blog, que es mucho mejor que haceros un resumen: 

http://blog.livedoor.jp/mitokosei/

Nos ha gustado la ciudad. Hemos caminado mucho mientras Luk dormía un rato en el carro.
Algunos me preguntáis como nos organizamos con Luk. Tenemos una mochila ergonómica de EmeiBaby para toddlers y un carro muy ligero y compacto: Quinny Jezz. El único defecto que tiene es que no se puede tumbar. En algunos templos dejamos el carro en la puerta, y Luk va andando, o en la mochila. 

Tema comidas: suele comer de todo, pero justo aquí está un poco especial con la comida, y muchas cosas no le gustan. Nunca le obligamos a comer, lo prueba todo. Casi todo el viaje estamos alojados en apartamentos con cocina, así que preparamos nuestra propia comida, y cuando comemos fuera solemos llevar un plan B o un pic nic.





El ritmo de nuestro viaje es tranquilo, y alternamos con planes que le puedan gustar a él: paradas en parques con juegos de niños, actividades con animales, música. Le encantan los músicos callejeros, los viajes en bus y en tren. Mañana montaremos en un barco, y está emocionado con el plan! Cualquier sitio es bueno para correr un rato, escalar, jugar con agua o jugar con sus camiones. 

Última anécdota, un tanto escatológica: en uno de los baños en lo que he estado hoy había un pequeño altavoz que  emitía un sonido como de una cascada para poder amortiguar el posible sonido que  hagas usando el WC: soy muy fan de los baños japoneses! 

Mañana seguiremos informando sobre nuestra aventura.

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