martes, 20 de septiembre de 2016

Día 14: Monte Fuji


Nos ponemos en marcha temprano. Tenemos que coger varios trenes para llegar a nuestro destino. Un hotel a la orilla de uno de los lagos cerca del Monte Fuji. Hace mal tiempo, muy nublado y lluvioso.

Hay muchisima gente en la estación, es raro no tener prisa, vamos a otro ritmo e intentamos no entorpecer a los que van corriendo. Después de poco mas de una hora ya vemos el Japón más rural, campos con cultivos, casas bajitas, cementerios pequeños y templos.

Sabemos que va a llover, pero tenemos la esperanza de que mañana pueda despejarse el tiempo, de momento hoy no vamos a ver el Monte Fuji porque las nubes están muy bajas.




Llegamos a Kawaguchiko, con lago del mismo nombre. Antes de coger el transporte del hotel, comemos en un restaurante local, sin saber que es el más famoso. Estamos positivos y de los más integrados. La primera vez que nos preguntaron: Tatami o mesa, ni nos lo planteamos, mesa. Pero hoy no, hoy tatami y plato local: sopa de noodles  y sashimi de carne de caballo. Menos mal que hemos pedido sólo una sopa, porque trae un perolo enorme directamente del fuego. Fuera llueve y hace fresco, la verdad que apetece. (Para Lucas llevo plan B cocinado en casa, pero si que prueba la sopa) 


Que sopa más rica, me recuerda a las sopas de mi abuela, caldo concentrado, con verduras. Mi abuela le echaba arroz, esto tiene unos noodles mas gorditos, caseros, y el conjunto es delicioso. La carne de caballo, un riesgo, ha merecido la pena. Es un manjar, a Ed le ha encantado.

Vamos al hotel, se llama algo así como "Las vistas del Monte Fuji", vistas al monte no tenemos, pero está a orillas de un lago, rodeado de jardines, y el entorno es precioso. Llueve mucho, asi que hacemos plan tranquilo, y reservamos para cenar en el hotel, no estamos muy convencidos, pero no nos queda más remedio, el hotel está a las afueras, y hay que caminar un buen rato, con esta lluvia no es una opción.

Cenamos sorprendentemente bien, probamos el Sake, el menú infantil es enorme y el camarero que parece que tiene 18 años no habla mucho inglés, pero nos atiende de maravilla y con una gran sonrisa, nos entendemos muy bien con él.




Por la noche nos turnamos para ir a las termas, Lucas ya está dormido, y de todas formas él no puede entrar. Son ya las 22:00 cuando entro, ya no me tengo tanto pudor, sólo hay señoras mayores japonesas, que me sonrién, y se salen cuando me ven llegar, estoy sola en las termas de fuera, rodeada de un pequeño jardín, es el paraíso.



No se puede hacer fotos, esta de arriba es de la web.

Justo a tiempo, cuando me voy, entra mucha más gente.
Me despido por hoy, la habitación es pequeña, pero las camas enormes.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Día 13: Tokyo - Shinjuku


Hoy ha sido mi noche más larga con diferencia, casi 10 horas he dormido. Es un barrio tranquilo, a sólo dos calles de la calle principal, pero increíblemente silencioso.
Aunque los colchones parecían futones incomodos, han resultado ser de lo mas confortable, mucho mejor que en Koyasan.  

Hacemos un desayuno rico en casa y nos vamos a uno de los barrios más famosos: Shinjuku





La estación es una de las más transitadas del mundo con 3 millones de viajeros diarios. Son las 9 y no notamos que haya mucha gente, ni el el tren, ni en la calle. No llueve y ha refrescado bastante, se está mucho mejor. Es una zona muy comercial, grandes tiendas. Me sorprende el tamaño de tiendas como Louis Vuitton o Hermés. Encontramos un Zara y un Calcedonia en la calle principal. 

Entramos a UNI QLO, que está a tope de gente, y compramos camisetas para Luk de rebajas, chulisimas! Notamos en él una evolución muy grande en todos los sentidos: aprende los dos idiomas muy rápido, se hace entender y muestra su punto de vista, se interesa por las camisetas, y está deseando ponérselas, juega solo, tiene mucha imaginación: hace fotos con una cámara y nos da la foto impresa, nos da monedas para pagar, pasa tu billete por el sensor de la máquina a la salida del tren, come, juega a ser bombero, se pone el casco, las botas, arranca el camión y enciende la sirena. Cuando llega al fuego lo apaga con la manguera. El juego cada vez es más desarrolado. Me encanta cuando le pregunto algo, y él responde: Yo no lo se mamá.

Está muy nublado, a ratos llueve, y aunque la vista no sea tan buena como en un día despejado, vamos hacía el Tokyo Metropolitan Goberment. El edificio de las oficinas del gobierno tiene entrada gratuita, y un mirador desde el piso 45. Merece la pena subir, es increible lo super poblada que está esta ciudad, y la vista de los edificios desde un piso tan alto, te das cuenta de los pocos espacios libres, es tremendo.



Cuando salimos ya empieza a haber más gente. Nos vamos a comer a uno de los sitios mas famosos y mas recomendados en Tripadvisor. Sólo sirven Ramen: sopa de noddles con carne, y tengo que decir que no solo la comida es deliciosa, el concepto del restaurante es toda una experiencia.

Por primera vez desde que llegamos a Japón hemos practicado el deporte nacional: esperar una larga fila. Y ha merecido la espera. Cuando conseguimos entrar, tenemos que hacer el pedido en una máquina. No tiene mucho misterio porque solo hay un plato, el Ramen, y el resto de opciones son acompañamientos, raciones extra de los complementos de la sopa, cerveza(1 tipo, 1 tamaño) y un postre. Pedimos un set y una sopa, para compartir entre los tres. Nos hemos atrevido con un poco de picante en uno de los Ramen, y le da un toque delicioso! Luk lo prueba todo, y come muy bien.





Hacemos un descanso en casa, y seguimos por la tarde en Shinbuya. Con el Japan Rail Pass podemos coger la mayoría de los trenes, asi que merece la pena volver a casa porque se tarda muy poco. 

Shinbuya es el barrio donde está el famoso cruce de Tokyo. Es una locura de carteles luminosos y pantallas con anuncios a todo volumen, pero estos anuncios son diferentes. Ahora si que llueve, pero la calle sigue llena de gente, parece una manifestación el cruce con tantos paraguas.

Los dos edificios que mas nos impresionan: la tienda de Zara y la de Berscka. 





domingo, 18 de septiembre de 2016

Día 12: Tokyo


Hemos dormido mucho mejor de lo que esperaba porque hay como 6 horas en las que no circulan trenes.

Ya que nos toca madrugar, aprovechamos el día, antes de que nos cambien de apartamento. Estamos en el barrio Akiabara, es el distrito para los fans del manga.

Nos vamos a visitar el templo del barrio de Asakusa.  Hoy es domingo y está lleno de gente. Hay un mercadillo a la entrada del templo, y un jardín por detrás, que como siempre está muy cuidado, y tiene enormes peces de colores.



Nos perdemos por la calles donde hay pequeños comercios. Por fin encontramos una frutería con precios razonables. 

Volvemos a nuestro barrio a pasear y descansar antes de cambiarnos al nuevo apartamento. Es fin de semana y casi no se puede andar por la calle de la cantidad de gente que hay. Todos los edificios tienen grandes pantallas con diferentes anuncios a todo volumen: anuncios de Manga o grupos de colegialas bailando.

Hay toda clase de comercios relacionados con la tecnología, y sobretodo del mundo Manga. 

Hay una clase de salones de juego con traga perras y máquinas de juego de color rosa, y llena de dibujos Manga de colegialas. De hecho la calles está llena de chicas vestidas con uniformes y haciendo publicidad de diferentes locales, la mayoría Maids café: bares donde sirven este tipo de chicas.




Hay otros bares peculiares, como los que bares con gatos, pagas por acariciarlos mientras te tomas un café. Nos parece una buena idea para ir con Luk, pero en la puerta no nos dejan entrar porque no permiten la entrada a niños, le pedimos si por lo menos podemos ver los gatos, y nos dicen que no. Nos parecía una idea más para niños, y resulta que es de adultos, estamos alucinados. 

Os cuento más anécdotas de estos días:

- No todos los bares y restaurantes están a pie de calle, hay algunos en el segundo o tercer piso de edificios, sales del ascensor y estás directamente en el bar, nos ha parecido curioso

- No hay cambiadores en casi ningún sitio, a diferencia de Holanda. Los pocos lugares que tienen cambiador suelen ser grandes y cómodos, e incluso suelen tener una trona en la pared para dejar al bebe de manera segura mientras tu usas el baño.

- No hay muchos bebes, los pocos que hay casi siempre los llevan en mochilas, y los carros que vemos son de los ligeros, y fáciles de plegar.

- Los revisores de los trenes hacen una inclinación, cada vez que entran y salen de un vagón.

- La gente se sorprende cuando les decimos que somos de diferentes países.

Ya tenemos nuevo apartamento, más pequeño de los esperado, pero sin ruido ni trenes. Hay que adaptarse. Estamos contentos, en el mismo barrio pero una zona tranquila y con supermecados, y sin ruido! Domiremos en futones, que son más cómodos de lo esperado. Mañana os seguimos contando anécdotas de nuestro viaje!




sábado, 17 de septiembre de 2016

Día 11: camino a Tokyo


Último traslado a nuestra próxima "casa" en Tokyo. Volvemos a coger el tren bala o Sinkansen. La
Estación está llena de gente, muchos vestidos con la equipación del equipo de baseball de la ciudad, que es muy popular, y lo encontramos por todas partes, sospechamos que hay partido.

Os cuento más anécdotas, hoy que vuelvo a tener tiempo en el tren:

- Hay muchos niños pequeños que van solos en tren, metro y bus a la escuela, pequeños como de 7 años, aunque es difícil estar seguro de la edad que tienen.

- No hay papeleras, es increíble pero cierto, nos hemos recorrido kilometros con nuestra basura, menos mal que no nos ha tocado cargar con pañales con pastelito.

- Reciclan

- Los taxis de Hiroshima tienen los respaldos, y reposa cabezas forrados de pañitos de encaje

- Los parking: hemos visto se 3 tipos: edificios enteros a los que se accede en ascensor con el propio coche. Una especie de estantería metálica donde se apilan los coches. Aparcamientos en la calle en los que se sube una especie de plataforma de hierro en mitad del coche para que quede bloqueado.

- Tengo un sentimiento raro desde el primer día. Hace 3 meses que visité Perú por primera vez, y tengo la sensación de que hay muchas influencias de la cultura japonesa en Perú. Mi hermana vive allí, y por las cosas que lee en este diario, me confirma mis sospechas.

- Los japoneses tiene una increíble capacidad para poder dormirse, o por lo menos descansan los ojos, en cualquier sala de espera de trenes, o medio de transporte, vemos gente durmiendo un rato, en unas posiciones un tanto incomodas.


La llegada a Tokyo es impactante, me siento como el primer día que llegamos a Kyoto, es como visitar otro país comparado con lo que ya conocemos: hay muchísima gente por todas partes, mucha luz y música alta en todos los comercios, una locura. Estamos cansados del tren, aunque ha sido más corto de lo esperado. Hace menos calor, pero la humedad es más alta.

Tenemos un apartamento cerca de la estación, pero hemos negociado que mañana nos cambien, está tan cerca, que estamos rodeados por 3 vías de tren, es una locura el ruido, y es incómodo que no tenga ascensor para un tercero, porque el apartamento está muy bien y es grande. Otro percance, a Luk le han puesto cuna en lugar de cama, pero es tan pequeña que no entra, así que  duerme con nosotros.

Mañana será otro día, que suerte tenemos que nos cambian.





viernes, 16 de septiembre de 2016

Día 10: Miyajima


Hemos dormido de maravilla, tenemos una habitación muy grande y cómoda. Luk duerme en su propia cama de mayores por primera vez, y le ha encantado la experiencia. Hemos decidido comprarle una cama al volver a casa y jubilar su cuna.

Cogemos el primer barco hacía Miyajima a las 9:30. Llegamos a la isla en solo 25 minutos. Las vistas son preciosas, es una isla pequeña y muy verde.
Hoy vuelve a hacer calor, y la humedad es alta. Recorremos el paseo cerca de la playa, y nos recibe un templo construido sobre unos pilares de madera encima del agua, y el arco de entrada típico también está medio sumergido. Hemos llegado a la hora perfecta para verlo. En unas 2-3 horas la marea bajará, y el suelo se verá embarrado. Recorremos la zona costera y nos encaminamos hacia la montaña buscando el teleférico. Las calles son muy estrechas, así que tanto coches, como camiones son más pequeños de lo normal, incluso vemos hormigoneras tamaño mini, a Luk le encanta. Pasamos por delante de la mini estación de bomberos. Los coches son muy modernos, pero tamaño mini. 


Hay un autobús que te lleva a la puerta del teleférico,  pero nos animamos a subir caminando a través de un bosque. Encontramos un cartel: son 10 min caminando, 7 si corres un poquito. 



Me encantan estos carteles y los detalles que tienen. El día que subimos al parque de monos nos tocó caminar casi 45 min, el carro lo dejamos abajo, y Luk caminó parte del camino, y el último tramo lo cargué en la mochila. Al llegar al mirador, nos recibían con toallitas húmedas congeladas, que eran de lo más refrescante cuando hace tanto calor.

El bosque es una maravilla, hay varias casas, un pequeño templo, y puentes de color rojo. Se está más fresco, y Luk sube sin problemas recogiendo palos, y piedras.

El camino en el teleférico es precioso, hay unas vistas espectaculares de las islas vecinas y de las pequeñas playas de Miyajima.

Luk se hace amigos por el camino, llama "abuelos" a un grupo de jubilados Americanos, y a ellos les hace muchísima gracia. Son unos 15 min, así que nosotros también hablamos con una pareja de Taiwan. Ella no habla, él no para, y nos cuenta muchas cosas. Habla muy bien inglés, y nos los encontraremos varias veces en nuestra visita a la isla, incluso tomamos el aperitivo con ellos en un puesto de pinchos de pescado.

Desde arriba se puede ver toda la isla, y las islas vecinas mucho mejor. En la bajada vamos en una cabina solos con una chica japonesa. Es muy seria, y no nos mira. A Luk le gusta, y después de muchos intentos, de abanicarla, reírse a carcajadas, e incluso tocarla, ella reacciona, le sonríe, y empieza a jugar con él.

De camino al barco hemos visto a unos novios, ella muy seria.




jueves, 15 de septiembre de 2016

Día 9: Hiroshima

Hemos pasado el día en Hiroshima. Hemos tardado 30 minutos en autobús del hotel al centro, así que nos da tiempo a conocer parte de la ciudad. Todos los edificios son modernos, la mayoría de las casas tienen terraza, y en casi todas hay ropa tendida. Es curioso en las cosas que me fijo, casi todo el mundo tiende de la misma manera, en perchas.

Hay mucho más tráfico que en Kyoto y por primera vez vemos una ciudad con tranvía, la mayoría muy antiguos. Vemos además mucha gente en bicicleta. Al Igual que en Kyoto, la ciudad está rodeada de montañas que están cubiertas de verde, los bosques son muy frondosos en Japón. Algo que no había mencionado todavía: los conductores de los taxis abren las puertas de atrás con un mecanismo automático.

Con el Japan Rail Pass tenemos acceso gratuito a dos líneas de autobuses que recorren la ciudad. Nuestra primera parada ha sido el Peace Memorial Park, y lo primero que hemos visto ha sido el Atomic Bomb Dome. Es el símbolo de Paz de Hiroshima, el único edificio que ya existía antes de que la ciudad quedara destruida por la bomba Atómica que lanzó el ejército Americano el 6 de Agosto de 1945.



Es inevitable sentir una conexión con esta ciudad por el hecho de vivir en Rotterdam. Ambas ciudades quedaron arrasadas por la guerra, ciudades portuarias, tuvieron que ser reconstruidas completamente.

Nos ha sorprendido la cantidad de grupos de niños que hay por todas partes, pero sobretodo en Hiroshima, visitando los monumentos y el museo para recordar la bomba atómica. Al final del parque está el museo, decidimos entrar con Luk, pero algunas salas las hemos pasado deprisa, o por turnos sin él, porque no nos parecían adecuadas para un niño de 2 años, sobretodo en las que había fotos de los heridos. Los japoneses no son de la misma opinión, y todas las salas del museo estaban llenas de niños, que seguían una fila sin perder detalle. Hemos llegado a la conclusión que esta visita es casi obligada para los escolares. Es una forma de enseñar a las nuevas generaciones las horribles consecuencias de una bomba atómica, y poder evitar que se pueda repetir en el futuro.

En el parque hemos encontrado un superviviente que se dedica a dar su versión y a contar la historia de su familia. Es tan interesante su punto de vista, que copio el link de su blog, que es mucho mejor que haceros un resumen: 

http://blog.livedoor.jp/mitokosei/

Nos ha gustado la ciudad. Hemos caminado mucho mientras Luk dormía un rato en el carro.
Algunos me preguntáis como nos organizamos con Luk. Tenemos una mochila ergonómica de EmeiBaby para toddlers y un carro muy ligero y compacto: Quinny Jezz. El único defecto que tiene es que no se puede tumbar. En algunos templos dejamos el carro en la puerta, y Luk va andando, o en la mochila. 

Tema comidas: suele comer de todo, pero justo aquí está un poco especial con la comida, y muchas cosas no le gustan. Nunca le obligamos a comer, lo prueba todo. Casi todo el viaje estamos alojados en apartamentos con cocina, así que preparamos nuestra propia comida, y cuando comemos fuera solemos llevar un plan B o un pic nic.





El ritmo de nuestro viaje es tranquilo, y alternamos con planes que le puedan gustar a él: paradas en parques con juegos de niños, actividades con animales, música. Le encantan los músicos callejeros, los viajes en bus y en tren. Mañana montaremos en un barco, y está emocionado con el plan! Cualquier sitio es bueno para correr un rato, escalar, jugar con agua o jugar con sus camiones. 

Última anécdota, un tanto escatológica: en uno de los baños en lo que he estado hoy había un pequeño altavoz que  emitía un sonido como de una cascada para poder amortiguar el posible sonido que  hagas usando el WC: soy muy fan de los baños japoneses! 

Mañana seguiremos informando sobre nuestra aventura.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Día 8: Hiroshima

Hoy hace una semana que llegamos a Japón y tengo algo más de tiempo para escribir y hacer balance porque estamos en el tren camino a Hiroshima.

Tengo que reconocer que el primer día fue agobiante y llegué a pensar: qué hacemos aquí con un niño de 2 años y medio! 😱
Era mi primera vez en Asia y nuestro primer viaje tan lejos con Luk. Yo pensé que veníamos preparados. Estamos acostumbrados a viajar con él, máximo 3 horas en avión, y tenemos una vida muy activa, pero me he dado cuenta que no es lo mismo.

Lo teníamos todo muy organizado, y se supone que llevamos lo imprescindible. Estábamos preparados para que nuestras maletas se perdieran, y sobrevivir 2-3 días sin ellas.

Llegamos a un aeropuerto donde todo está en Japonés, y donde casi nadie habla inglés. Una cosa es saberlo por adelantado, y otra cosa es vivirlo. Ed ha viajado por todo el mundo, yo algo menos, pero los dos estamos acostumbrados a viajar. Somos organizados y nos hemos enfrentado a cambios inesperados en los viajes, cancelación de trenes, tráfico, posibles pérdidas de maletas, retrasos, hospitales, y todo lo enfrentamos con un carácter relajado y tolerante.  De hecho cuando los planes salía bien, nos felicitábamos sorprendidos, nada nos amargaba un viaje porque estábamos mentalizados a improvisar y resolver posibles problemas.

Pero cuando viajas con un niño todo se ve diferente, me agobiaba un poco pensar que iba a comer, como iba a soportar el calor húmedo (con el que no contábamos) y que era muy incomodo. Las primeras noches no dormí bien, entre el jetlag  y la preocupación. Yo nunca he sido así de estresada, y mucho menos viajando. Ed dice que no me reconoce, que yo no era así, que debería relajarme.

Pues bien, he visto la luz y aquí viene mi  consejo. Lo peor que se puede hacer es preocuparse sin razón, y estresarse.  Creo que es lo más importante que voy a aprender de este viaje. Los niños son el reflejo de nosotros mismos, si nosotros estamos relajados, ellos también, y todo fluye en armonía. Si no quiere comer,  llora, o no quiere cooperar, hay que mantener la calma, y hablar con él. Sólo necesitas 5 minutos extra para manejar la situación, así que recomiendo salir con mucho tiempo si tienes hora para coger un tren o un avión, para poder gestionar mejor estos momentos, e ir más relajados.

Otro truco es hacer a los niños responsables de sus cosas: su billete, su muñeco, sus juguetes, y si estamos ocupados haciendo la maleta, o buscando donde ir, hacerle partícipe, que los niños colaboren, y que se sientan que están ayudando. Luk tiene 2 años y medio, y hay momentos complicados. Estamos aprendiendo mucho de esta experiencia.

Nuestra forma de viajar facilita las cosas, con niños o sin niños, el plan es más o menos igual. No somos de pegarnos palizas. Aprovechamos bien el día, pero no madrugamos mucho, e intentamos partir el día en dos cuando es posible, haciendo una parada a medio día para dormir, o por lo menos descansar un rato, leer, ver una peli. Si el plan de ese día no permite un descanso, ese día acortamos la jornada y volvemos a casa antes. Hay que disfrutar del viaje, son vacaciones, y para nosotros no tiene sentido estar activos todo el día porque "hay que verlo todo". 

Siguiendo con el diario del día 8, hemos llegado a Hiroshima en tren bala o shinkansen. Es toda una experiencia, 350km en 1 hora y media. Vamos a estar 3 noches aquí en un hotel cerca del puerto, a unos 30 minutos del centro, así que tenemos unas vistas preciosas de la ciudad. 





martes, 13 de septiembre de 2016

Día 7: Kyoto

Hoy es nuestro último día en Kyoto, y nos vamos a visitar el Santuario Fushimi Inari Shrine. Es un templo con un camino casi cubierto por 10.000 arcos. Son donados por empresas  y particulares como ofrenda para conseguir negocios prósperos y buenas cosechas. Es un camino montaña a arriba de unos 90 minutos. 



En la entrada nos han vuelto a entrevistar un grupo de estudiantes y nos han dado un regalo.
Creo que las fotos hablan por si solas, el camino es espectacular, a pesar de que había muchisima gente. Luk ha caminado casi toda la ruta, aunque no la hemos terminado porque había muchas escaleras, y estaban un poco resbaladizas. 

Al salir del santuario había puestos de comida en la calle, ¡todo tenía buena pinta! Hemos probado una especie de rollito de arroz en un picho moruno, enrollado con carne. Estaba rico, a Luk no le ha gustado mucho, así que hemos seguido buscando algo adecuado para él. Callejeando hemos dado con una tienda que tenía una parrilla en la puerta, con unas brochetas de carne que tenían buena pinta, aunque el puesto en si, y el señor no daban mucha confianza. Hemos comprado uno, y nos lo han terminado en la parrilla con un soplete en un momento. Estaba sorprendentemente delicioso, un sabor intenso, carne jugosa y en su punto. Luk se lo ha comido entero, y hemos acabado comprando otro. Nos hemos sentado en la entrada de la tienda en unas sillas y creo que gracias a nosotros, hemos llamado la atención de otros turistas, se ha llenado el puesto improvisado del señor.

De vuelta al centro de Kyoto, nos hemos ido a descansar un rato, hoy tocaba día relax antes de seguir viaje mañana hasta Hiroshima. 




lunes, 12 de septiembre de 2016

Día 6: Nara

Hoy nos vamos a pasar el día a Nara.

Luk va en el tren de lo más entretenido. No hemos traído sus juguetes, hemos comprado 2 regalos pequeños : un mini set de excavadoras y camiones, y un camión del bombero Sam.  Se los vamos dando  durante el viaje, el primero en el avión. Su abuela también nos dio dos regalitos. El set con excavadoras es genial, lo llevamos a todas partes, incluso lo metemos en la bañera.

Llegamos a Nara en un tren directo desde Kyoto, y tarda unos 45 min. Lo primero que hacemos es ir a la oficina de turismo a coger un mapa, nos atiende una señora mayor. Cuando ya salíamos por la puerta, Luk le da las gracias a la señora con un perfecto Arigato. La señora se pone tan contenta que le hace un regalito, un ciervo de papel precioso.

En cuanto salimos a la calle empezamos a cruzarnos con los primeros ciervos. Viven en los parques de la ciudad, son animales protegidos y sagrados, y los habitantes los cuidan.

Están acostumbrados a la gente, y hay  un puesto en la calle de galletitas especiales para ciervos, que puedes comprar para alimentarles. Hay muchos turistas que se pasan de listos con tal de tener la foto perfecta, y los ciervos acaban mordiéndoles, o empujándoles. Así que nosotros pasamos por la calle, sin molestarles.

Nos dirigimos al templo Todaiji, que es uno de los edificios de madera más grandes del mundo, y contiene uno de los Budas más grandes. Al llegar a la entrada del Templo atravesamos la puerta de entrada. Tienen en los laterales dos estatuas de madera espectaculares. Que pena que tengan una reja delante porque no se ven muy bien, son guardias Niõ, van vestidos como si fueran guerreros.

Nos ha encantado la visita, hay 3 Budas en el interior del templo. El mas grande tiene 15 metros de altura, y los otros dos son bastante más pequeños, pero bañados en oro.

Al salir a los jardines exteriores hacemos una parada para que Luk coma su pic nic, y al acabar un ciervo se acerca a cotillear. Como no le hacemos caso, empieza a oler el carro. Intentamos alejarnos, pero en un movimiento rápido nos roba nuestro mapa. Ha sido una escena muy graciosa, el ciervo tirando de un lado, y Ed de otro, yo me he quedado petrificada. Ed tenía la esperanza de recuperar su mapa entero, pero el ciervo ha tirado más fuerte de su trozo, y se lo ha comido. Os pongo la foto del resto del mapa después del mordisco, por lo menos hemos salvado parte.

Hace tanto calor, y tanta humedad, que nos sentamos a tomar algo en una cafetería. Casualmente tiene una esquina con juguetes de Ikea. Podemos comer algo tranquilos mientras Luk juega, las camareras pendientes de él, nos piden permiso para invitarle a un caramelo de una máquina de las de monedita, y cuando nos vamos le ofrecen una cesta con regalitos para que elija algo. Se va directo a por unas maracas, le encantan los instrumentos. 


Hemos visto un jardín típico japonés, mientras Luk dormía en la mochila. No se oye nada, sólo algún animal de fondo, asi que nosotros hablamos en susurros. 

Atravesamos un parque lleno de ciervos de camino al Santuario Kasuga. Es precioso y muy cuidado. Leemos que ha sido recontruido cada 20 años. Tiene miles de lámparas de bronce, pero todavía es pronto para que estén encendidas, por fuera son de piedra, y están cubiertas con una especie de ventanas de papel. Luk camina casi todo el camino, está encantado con los ciervos, pero siempre mantiene una distancia de seguridad, y en cuanto se acercan un poco, quiere que le cojamos. A pesar del calor y la humedad, en el parque se está más fresco, y nos animamos a volver a la estación dando un paseo a coger el tren de vuelta a Kyoto.

Estamos cansados, hemos caminado casi 15.000 pasos, hacemos una pequeña compra y cenamos en casa. Nos atrevemos a comprar atún fresco para comerlo crudo con una ensalada de noddles casera. Estaba delicioso!!

Mañana día de relax en Kyoto antes de viajar a Hiroshima.





domingo, 11 de septiembre de 2016

Día 5: Kyoto

Hoy nos hemos ido a pasar el día a la zona de Arashiyama. En el autobus nos hemos encontrado con una pareja joven de Malasia. Estaban un poco perdidos, y al vernos cara de occidentales han venido corriendo a preguntarnos. Es curioso como en el otro extremo del mundo, en un país tan diferente te puedes sentir más cercano a la cultura de malasia, por el hecho de ser todos extranjeros en otro país. La chica era la más habladora, y en un inglés perfecto nos ha dicho que no conseguía comunicarse con nadie en inglés, estaba realmente sorprendida.

No he comentado que aquí la gente no suele ceder el asiento, y eso que hay muchos carteles, incluso un vagón entero de tren para gente con niños, gente mayor, en silla de ruedas, embarazadas. Ayer en este vagón tuvimos que ir de pie, alucinante. Hay otro vagón que es sólo para mujeres, y suele ir lleno. 

Hoy Ed le ha cedido el asiento a un señor muy mayor. Le ha encantado Lucas, y se ha puesto a hablar conmigo en inglés. Me ha contado que era Samurai, que tenía 93 años, había estudiado en la universidad de Osaka, tenía 2 hijas. Le encantaba España, había estado varias veces, pensaba que los españoles éramos fuertes, y me ha dicho algo de la guerra que no he llegado a entender. Ed cree que puede ser un veterano, y luchó en la guerra. Se ha despedido, y nos ha recordado donde teníamos que bajarnos. 

Arashiyama es muy turistico, y hoy domingo estaba a tope de gente. Antes de comer hemos recorrido el bosque de bambú, que es una pasada. A pesar de que había mucha gente, había un ambiente muy relajado y silencioso, la mayoría de los turistas son japoneses, y hemos encontrado chicas vestidas con trajes tradicionales.

Después de comer hemos subido la montaña para visitar el parque de los monos. Puedes ver los macacos japoneses en su habitad, ha estado genial, Luk ha disfrutado mucho viendo los monos, y con el parque que había al lado del mirador con un tobogán gigante.

Antes de volver a casa hemos visitado el barrio de Gion, y nos hemos cruzado con un grupo de Geishas reales. Por supuesto no les hemos hecho una foto, por respeto. Es difícil decir que edad tendrían, parecían muy jóvenes.

Una última anecdota por hoy: son muy ecológicos con el papel higienico, y lo hacen muy fino, nada de 2, 3, 4 capas, 1 sola capa fina, como el papel de calco.
Mañana vamos a Nara, y seguiremos con el diario.

Os queremos! 






sábado, 10 de septiembre de 2016

Día 4: Koyasan, Osaka y vuelta a Kyoto


Estamos encantados en Koyasan. Hace una mañana fresca y preciosa, mucho mejor que estos días en Kyoto, que hace mucho calor y es más húmedo. Me encantan las vistas que tenemos al jardín desde la habitación. Hemos dormido bastante mejor de lo que esperaba, pero tengo que decir que no lo cambio por una cama. Mi truco ha sido poner uno de los edredones encima del futón.

Después del desayuno dejamos el templo para seguir explorando Koyasan. Visitamos un complejo de templos espectacular, se llama Garan. Entre los templos existe un árbol que es importante para los budistas. La leyenda dice que cuando el monje Kodo Daishi estaba en China estudiando religión, tiró un amuleto hacia Japón y decidió fundar el centro de retiro espiritual de esa religión que estaba estudiando en el lugar donde cayera el amuleto. Al volver a Japón encontró el amuleto en la copa de ese árbol. 


Empezamos nuestro regreso a Kyoto. Otra vez el bus, el coche cable (tranvía que va por la montaña con forma de escalera) y varios trenes.

Hoy es sábado, pero parecía un día de diario, tenemos que investigar por qué. En el tren hemos visto niñas vestidas de uniforme, y hombres y mujeres vestidos formalmente, con sus maletines de trabajo. Casi todos los hombres con sus camisas y pantalones oscuros, la mayoría con corbata. Es como si ellos también fueran uniformados, casi todas las camisas son blancas, alguna con rayas casi imperceptibles.

Mucha gente lleva mascarillas blancas, las regalan por la calle, el primer día las acepté de un chico muy amable y sonriente, pensando que era otra cosa. Hoy me las han vuelto a ofrecer, debo de tener ojeras y parecer que estoy enferma, tengo cara de infecciosa le digo a Ed. (Al parecer se lo ponen cuando ellos están enfermos) En broma, por supuesto. 

Al llegar a Osaka decidimos buscar un sitio para comer cerca de la estación antes de volver a "casa" a Kyoto. Luk ya lo llama casa, e incluso reconoce el barrio. Hace un calor húmedo un poco agobiante, y nos metemos en el primer sitio que vemos abierto. Es tarde para la comida, y algunos sitios acaban de cerrar.

Nos atienden amablemente, y otra vez Luk es todo un éxito. Está tan encantador que la camarera trae un globo, y en un momento le hace un osito. La aplaudimos efusivamente, y hacemos la correspondiente foto.

Casi nadie habla inglés, pero nos hacemos entender. Son tan amables que a cualquiera que preguntes por la calle hace lo posible por ayudarte, saca el móvil, busca y rebusca, pero casi nunca es de gran ayuda, toda nuestra información está traducida, y la gente no reconoce ni las calles, ni los nombres de los sitios.
En los lugares más turísticos hablan algo más, pero no entienden la mayoría de las cosas que decimos, creo que hablamos muy rápido, preguntamos muchas cosas que contienen mucha información, y culturalmente no suelen decir no, así que a todo nos dicen que sí, y así no llegamos muy lejos.

Hoy en Osaka una chica si nos ha ayudado, no hablaba nada de Inglés, pero hemos conseguido explicarnos, y hemos encontrado el camino!! Me he puesto tan contenta que he empezado a cantar: somos un equipazo, choca los 5! Hemos encontrado el camino!! Equipo!! Arriba!! Luk encantado, cantando conmigo, y así el paseo en el calor de Osaka se nos ha hecho más corto.

Está disfrutando mucho los viajes en tren, le encanta viajar en cualquier medio de transporte. Siempre tenemos a mano billetes de tren o bus antiguos para que él también lleve el suyo. Los niños de su edad no pagan transporte. Lo lleva en la mano y se lo enseña al "señor", al que habla en holandés siempre.

En cuanto nos sentamos a tomar una bebida, o a comer algo, pide un zumo Primero lo intenta en holandés, y luego en español, a ver si algo funciona.

Llegamos a Kyoto y nos vamos a hacer la compra. Hay muy poca fruta fresca, y lo poco que hay es muy caro: melocotones a 3€/unidad, por lo menos son grandes. Lo único asequible son los plátanos. Manana nos quedamos en Kyoto, y seguiremos informando. Hemos pasado la primera fase de choque cultural, y estamos disfrutando mucho, muy integrados en todos los sentidos. Hoy cenamos en casa, pero vamos a cocinar comida japonesa, o eso vamos a intentar: ensalada templada de noodles y sashimi de atún fresco, espectacular!!