miércoles, 14 de septiembre de 2016

Día 8: Hiroshima

Hoy hace una semana que llegamos a Japón y tengo algo más de tiempo para escribir y hacer balance porque estamos en el tren camino a Hiroshima.

Tengo que reconocer que el primer día fue agobiante y llegué a pensar: qué hacemos aquí con un niño de 2 años y medio! 😱
Era mi primera vez en Asia y nuestro primer viaje tan lejos con Luk. Yo pensé que veníamos preparados. Estamos acostumbrados a viajar con él, máximo 3 horas en avión, y tenemos una vida muy activa, pero me he dado cuenta que no es lo mismo.

Lo teníamos todo muy organizado, y se supone que llevamos lo imprescindible. Estábamos preparados para que nuestras maletas se perdieran, y sobrevivir 2-3 días sin ellas.

Llegamos a un aeropuerto donde todo está en Japonés, y donde casi nadie habla inglés. Una cosa es saberlo por adelantado, y otra cosa es vivirlo. Ed ha viajado por todo el mundo, yo algo menos, pero los dos estamos acostumbrados a viajar. Somos organizados y nos hemos enfrentado a cambios inesperados en los viajes, cancelación de trenes, tráfico, posibles pérdidas de maletas, retrasos, hospitales, y todo lo enfrentamos con un carácter relajado y tolerante.  De hecho cuando los planes salía bien, nos felicitábamos sorprendidos, nada nos amargaba un viaje porque estábamos mentalizados a improvisar y resolver posibles problemas.

Pero cuando viajas con un niño todo se ve diferente, me agobiaba un poco pensar que iba a comer, como iba a soportar el calor húmedo (con el que no contábamos) y que era muy incomodo. Las primeras noches no dormí bien, entre el jetlag  y la preocupación. Yo nunca he sido así de estresada, y mucho menos viajando. Ed dice que no me reconoce, que yo no era así, que debería relajarme.

Pues bien, he visto la luz y aquí viene mi  consejo. Lo peor que se puede hacer es preocuparse sin razón, y estresarse.  Creo que es lo más importante que voy a aprender de este viaje. Los niños son el reflejo de nosotros mismos, si nosotros estamos relajados, ellos también, y todo fluye en armonía. Si no quiere comer,  llora, o no quiere cooperar, hay que mantener la calma, y hablar con él. Sólo necesitas 5 minutos extra para manejar la situación, así que recomiendo salir con mucho tiempo si tienes hora para coger un tren o un avión, para poder gestionar mejor estos momentos, e ir más relajados.

Otro truco es hacer a los niños responsables de sus cosas: su billete, su muñeco, sus juguetes, y si estamos ocupados haciendo la maleta, o buscando donde ir, hacerle partícipe, que los niños colaboren, y que se sientan que están ayudando. Luk tiene 2 años y medio, y hay momentos complicados. Estamos aprendiendo mucho de esta experiencia.

Nuestra forma de viajar facilita las cosas, con niños o sin niños, el plan es más o menos igual. No somos de pegarnos palizas. Aprovechamos bien el día, pero no madrugamos mucho, e intentamos partir el día en dos cuando es posible, haciendo una parada a medio día para dormir, o por lo menos descansar un rato, leer, ver una peli. Si el plan de ese día no permite un descanso, ese día acortamos la jornada y volvemos a casa antes. Hay que disfrutar del viaje, son vacaciones, y para nosotros no tiene sentido estar activos todo el día porque "hay que verlo todo". 

Siguiendo con el diario del día 8, hemos llegado a Hiroshima en tren bala o shinkansen. Es toda una experiencia, 350km en 1 hora y media. Vamos a estar 3 noches aquí en un hotel cerca del puerto, a unos 30 minutos del centro, así que tenemos unas vistas preciosas de la ciudad. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario